domingo, 15 de enero de 2012

El Ambato desde el Ancasti


Nos sacamos nueva foto teniendo por detrás a la calma laguna y encaramos por la R 17 camino al cruce con la R 10 mientras comentábamos que los flamencos rosados no estaban a la vista por dos razones obvias: no estarían cerca de la gente y su costumbre de importunarlos, ni podrían estar allí un 9 de enero dado que para esta fecha se encuentran en las lagunas andinas, como lo hemos explicado en otras campañas (pueden seguir el enlace  http://viajerosenlapuna.blogspot.com/2009/09/laguna-grande_26.html , vale la pena.). Siempre por la R 17, cruzamos la 3, luego el río Segundo, el pueblo de Marull y nuevamente tuvimos hacia el norte, la vista del mar de Ansenuza en una espléndida bahía. Pasamos por el Río Suquía, el pueblo de La Para, luego Villa Fontana, y ya comenzamos a tener conciencia de que comenzábamos una trepada muy suave. Dejamos atrás la entrada a La Puerta, y Obispo Trejo, mientras el paisaje nos había llevado a una plena armonía. Suaves redondeos verdes en una planicie que permitía avizorar en el horizonte oeste, las estribaciones de las sierras.
Ruta despejada + paisaje sereno + tripulación flexible y entrenada en soportar a un tío = Tangos. Quizás deba dejar asentado que a mis sobrinos no los conmovió la voz de Edmundo Rivero, ni los versos de Borges, pero en fin, son un gran equipo viajando y se la “aguantaron”. Ya sobre la R 60, pasamos por Deán Funes, luego por Quilino, Lucio V(ictorio) Mansilla, y Totaralejo. Ya estábamos cruzando las Salinas Grandes teniendo al este el Salar de Ambargasta, y al frente el límite provincial. Aquí comenzó una extraña relación con las tormentas, relación que se mantendría en toda la campaña. Un fuerte temporal esperaba amenazante en el norte, cruzando la frontera provincial. Probablemente Inti (dios Inca del Sol), quería hacernos desistir de hollar sus territorios, no se.

Cuando la R 60 gira al oeste, seguimos al Norte por la R 157 hasta San Antonio donde doblamos al oeste por la R 2 (doy las coordenadas por las dudas: 28.55.48 y 65.05.32), hasta Icaño, unos 24 km. hasta el cruce del río. Una vaca echada a la vera del camino nos hizo dudar si estábamos en Catamarca o en la siestera Santiago; y otra vez la tormenta amenazándonos, como no queriendo que trepáramos el Ancasti.

Ancasti nos recibió como siempre, linda, envuelta en verdes paisajes a 880 mts. snm., y ya estábamos en Anquincila, en donde esperábamos encontrar a Rosana y a Norberto, dos enajenados de Tristán Suárez (Distrito Ezeiza; Bs As), que se enamoraron de Catamarca (¡quién no!). Otra vez la lluvia nos alarmo. Debíamos bajar por la Cuesta del Portezuelo y no lo queríamos hacer con mal tiempo, es demasiado respetable para arriesgarse.

Cruzamos la meseta de El Taco, y seguimos en busca de Los Morteros envueltos en momentos de sol y de lluvia. Catamarca se afanaba en mostrarnos sus distintos verdes, con nubes bajas alternando con agradables rayos de sol.










Corrales, un chanchito rutero, una sobrina loca con un caracol andinista y un mirador increíble teniendo por límite El Ambato y en el medio, San Fernando del Valle de Catamarca.
No tardaríamos en ver los mil tonos de verde y un caminito largo que baja y se pierde.
¡Cómo no estar exultante!

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