domingo, 15 de enero de 2012

Portezuelo





La sierra de Ancasti, sobre cuyo borde estábamos, se presenta con una ladera abrupta y escarpada, surcada por la Cuesta del Portezuelo. Geológicamente, pertenece a las Sierras Pampeanas, un sistema de montañas en bloque limitadas por fallas inversas de alto ángulo. Son cordones en dirección norte-sur, formadas por basamento de metamorfitas, granitos y rocas de mezcla, conocido como basamento cristalino, de edad precámbrica a paleozoica inferior.
Desde la cumbre puede observarse hacia el oeste, el Ambato y en el medio, el valle de San Fernando de Catamarca. Esta altiplanicie muestra pastos de altura, y la temperatura es más baja que en el valle, ya que se encuentra a unos 1.680 msnm .  Ancasti significa “nido de águilas” en lengua kakan (diaguita), y en su descenso ofrece entre lapachos, quebrachos y palos borrachos, un camino angosto y de curvas cerradas que no puede transitarse con lluvias, de ahí la preocupación que he contado en la nota anterior.
La carretera de la Cuesta del Portezuelo fue inaugurada en 1940,  antes se transitaba por caminos de herradura, y comenzó a ser asfaltada a partir de la década de 1990. El camino, que como hemos relatado pasa por Villa de Ancasti, sigue por Icaño y desemboca en la Ruta Nacional 157 en San Antonio de La Paz, aún tiene tramos en construcción. En mis recuerdos de la Cuesta hacia 1982, tengo la vista de coches desbarrancados por quienes jugaban a transitarla a mayor velocidad; época en que estaba todavía fresca en la memoria, la noche helada del 16 de julio de 1977, cuando el general genocida Antonio Domingo Bussi decretara que en Tucumán no había más pobres y ordenó levantarlos de las calles y tirarlos en Catamarca .
 Desde el mirador, que se encuetra a 1074 msnm., se observa la pintura que escribió Polo Giménez en 1950, la zamba “Paisaje de Catamarca”, con su letra y música de Atuto Mercau Soria:

Paisaje de Catamarca

Desde la cuesta del Portezuelo
mirando abajo, parece un sueño;
un pueblito acá, otro más allá,
y un camino largo que baja y se pierde.
Allí un ranchito sombreao de higueras
y bajo el tala, durmiendo un perro;
y al atardecer, cuando baja el sol,
una majadita volviendo del cerro.
Paisaje de Catamarca
con mil distintos tonos de verde
un pueblito acá... otro más allá...
y un camino largo que baja y se pierde.
Y ya en la villa del Portezuelo,
con sus costumbres tan provincianas,
el cañizo acá... el tabaco allá...
y en la soga cuelgan quesillos de cabra.
Con una escoba de «pichanilla»
una chinita barriendo el patio;
y sobre el nogal, centenario ya,
se oye un chalchalero que ensaya su canto.
Paisaje de Catamarca
con mil distintos tonos de verde
un pueblito acá... otro más allá...
y un camino largo que baja y se pierde.

Hubo algunas fotos raras (fijarse en la base del árbol); y también señales raras y que por momentos parecían querer decirnos que nuestra bajada iba a ser muy rápida.

 
¡Gracias Polo Gimenez!, por permitirnos conocer la Cuesta aún antes de visitarla.



1 comentario:

  1. Hola Juan,

    Fui a tu blog, las fotos son hermosas, viajar es una experiencia fenomenal. Espero algun dia volver a Argentina y darme un viaje largo por los pueblitos.
    Espero que ustedes esten bien. les mandamos much carino. xx

    Carol

    ResponderEliminar